El costo es un factor determinante en la elección de la universidad. De hecho, la razón número uno por la cual los estudiantes deciden no asistir a sus universidades preferidas es la preocupación por el precio.
En esencia, el costo del semestre, el valor percibido, la ayuda financiera y las becas basadas en el mérito son razones por las que los estudiantes deciden atender a otra institución y no a la de su preferencia.
Muchos aspirantes descubren en el proceso que su universidad de preferencia es más costosa de lo que esperaban. De ahí la importancia de educar a los futuros estudiantes sobre los costos universitarios en general.
Es por eso que lo invitamos a crear lo que llamamos “campañas de mercadeo de acceso”, para abordar las inquietudes financieras de los estudiantes desde muy temprano y de manera constante, motivando a los responsables de las inscripciones a colaborar de forma proactiva con futuros estudiantes en la comunicación de todo lo relacionado con los costos durante el ciclo de admisión. (Lea también: Diferencias entre Millennials y Generación Z que las universidades deben conocer).
Contrario al imaginario en el cual los padres urgen a sus hijos a limitar sus preferencias universitarias a las opciones de menor costo, hemos descubierto que los padres son a menudo conocedores de las preocupaciones financieras de sus hijos y a la vez, son aliados fuertes de que elijan su primera opción y algunas veces que elijan los programas más costosos, haciendo esfuerzos más allá de sus capacidades para lograrlo. En nuestra experiencia, es más probable que los padres reconozcan y acepten los beneficios a largo plazo de una universidad de primera opción en lugar de, por ejemplo, beneficios inmediatos, como un paquete de ayuda financiera un poco mejor en una institución de menor rango.
Detrás de estas conversaciones financieras hay una demanda creciente de un “retorno de la educación” cuantificable y comprobable. Así como las empresas esperan tener evidencia, o al menos antecedentes, de que el servicio que están comprando generará dividendos (el rendimiento de la inversión o ROI), los estudiantes y las familias de hoy en día están demandando cada vez más beneficios por el tiempo y el dinero que invertirán en la universidad.
Debido a esto, los equipos de inscripciones deben estar preparados para proporcionar tal evidencia, enfatizando el valor permanente o a largo plazo de la educación, tanto a nivel intelectual como financiero.
La deserción financiera se puede mitigar con estrategias basadas en datos para comunicar la accesibilidad, optimizar la ayuda financiera, rastrear la actividad de depósito y articular el ROE a largo plazo.
De esta manera, empleando la estrategia más apropiada se puede lograr que las escuelas de primera elección no pierdan sus estudiantes de primera elección.